Comenzó el XXV ATAHUALPA con muchas sorpresas, luego de 3 años de no realizarse por la pandemia. El Folclore volvió al Club Central Córdoba, en una de las noches más frías del año. Desde las 20 horas se abrieron todos los accesos y al ingresar el público se encontraba con un imponente escenario giratorio, con pantallas en todas partes, en el centro y a los costados. Los platos más fuertes de la noche fueron Sele Vera, que por primera vez pisaba el escenario «Tucu Tucu», Los Nombradores del Alba y gran cierre de la noche de Abel Pintos, que pocos meses después, volvió a cantar en el mítico predio llamado ahora Estadio Rubén Urueña (P). El festival se trasmitió por streaming desde la página del Club cctucuman.ar
Pasadas las 21:30 horas, los maestros de ceremonia Ana Pedraza y Catto Emmerich subieron a escena para levantar el telón a la primera de las tres noches que vivirá esta XXV Edición del Atahualpa. Ahí mismo presentaron al primer número que llegaba de la localidad de Lules, Héctor Lagoria, que trajo un puñado de sus canciones de su última placa «Ecos de la tierra» para convidar a los presentes que iban llegando de poco a ocupar sus butacas adquiridas desde hace ya meses. Le siguieron Las 4 Cuerdas, que con sus potentes violines invitaban a bailar a la platea; de a poquito se iba calentando la noche. Un poco de Chamizas y se encendía el fuego del tradicional festival de los tucumanos.
Desde Cosquín, la voz y la presencia de Claudio Juárez llegó al escenario del Atahualpa como broche de oro por estos 25 años, para presentar a la tucumana Revelación del Festival Nacional de Folklore de Cosquín 2022, Sofía Assis. Le siguió un puñado de herencias de canciones populares del repertorio del dúo La Yunta, que vuelve a presentarse en el Festival luego de varios años. La juventud de Nico Galleguillo atrapó a la platea con su ritmo alegre catamarqueño. Las canciones que quiere es sin lugar a dudas las que queremos todos, las clásicas del canciones popular, las de puño y letra de Martín Paz, interpretadas por su creador, que hicieron corear a la multitud para entrar un poquito en calor.
La verdadera revelación fue esta niña mujer, Sele Vera y los Pampas, una paisana de Bariloche que anda reverdeciendo el folclore de raíz al ritmo de las cumbias, las chamarritas y el chamamé. Por primera vez en el escenario «Tucu Tucu» del Atahualpa, arrancó varios zapucay del estadio casi lleno ya cuando pasaba la medianoche. Ya encendido el furor de la platea que por 45 minutos hizo olvidar de sentir las bajas temperaturas que azotaban a la noche tucumana. Las zambas, las chacareras y los huaynos llegaron con la potentes voces de Los Nombradores del Alba que como de costumbre se metieron a todos en el bolsillo. Hijos predilectos del folclore que sembraron sus padres, vigentes al día de la fecha. La frutilla del postre sin lugar a dudas fue el gran Abel Pintos que regresó luego de agotar 31 fechas en el Teatro Opera de Buenos Aires. Las brasas de sus canciones daban calor a las miles de almas que resistían al frío abrigándose de las canciones del gran cantautor argentino, canciones capaces de convertir enojos en reconciliaciones. Una noche más en la historia de Abel en Tucumán, imborrable.
Para la segunda noche se esperan la presencia de Luciano Pereyra, Indio Rojas, Ahyre, Por Siempre Tucu, Mario Álvarez Quiroga, Coqui Sosa, Romina Barros, Cynthia Peralta, Tawa, y Héctor Saleme.